"El pulso de crecida del Iguazú es una buena noticia, pero no cambia el escenario de bajante"  | Norte Chaco

2022-10-14 04:32:22 By : Ms. Sally xie

La crecida originada por lluvias en la cuenca del Iguazú impulsará al Paraná hasta los 4 metros en el tramo de Santa Fe al norte. Pero si no hay nuevas precipitaciones, en 15 días ese efecto desaparecerá.   

La crecida del Iguazú, generada por el muy buen nivel de precipitación de 100 a 200 milímetros durante el fin de semana largo sobre la cuenca de ese río, tendrá impacto en las costas del río Paraná elevando los niveles en torno a los 4 metros desde Santa Fe hacia el norte. Sin embargo, se trata de una situación temporal que no modificará el contexto general de grave bajante, según advirtió en su análisis el ingeniero en Recursos Hídricos, Hugo Rohrmann. 

"Ese nivel en torno a los 4 metros sería normal dentro de la historia del Paraná. Pero no hay volumen suficiente para mantenerlo en esos valores normales. Si no hay nuevas lluvias, que es lo que se está pronosticando, de acá a 15 días el río volverá a niveles de 3 metros o menos, es decir, de aguas medias o bajas", indicó en diálogo con NORTE. 

Pese a lo circunstancial, resaltó que se trata de "una muy buena noticia" el hecho de que aparezcan "estos pulsos de crecida del Iguazú, porque hacen recordar el comportamiento normal del río, independientemente de que el Paraná siga bastante deprimido". 

Rohrmann explicó que "la particularidad de la cuenca del Iguazú es su respuesta muy rápida, que a lo largo de la historia ha duplicado la cantidad de agua que traía el río Paraná en crecida". Sin embargo, marcó que se trata de una cuenca muy pequeña, con lo cual en pocos días el nivel vuelve a la normalidad. 

"Sobre el río Iguazú hay seis represas importantes, que ya venían con el volumen útil en el máximo, por lo cual no tienen capacidad de amortiguar (más caudal) ni de guardar agua", reveló, contrastando con lo que ocurre con las represas que están sobre el Paraná y que tienen volúmenes de almacenamiento al 50%. 

Dada esa saturación de las represas en la línea del Iguazú, superado un cierto nivel provoca el cierre preventivo del circuito turístico de las Cataratas, indicó el especialista. 

"Dentro de esta gran bajante del Paraná, esta es una muy buena noticia porque Iguazú y toda la zona cercana a Itaipú, donde también llovió, es el corazón de generación de caudales. Independientemente de los pronósticos de lluvias en Argentina y Brasil, que muestran que serán deficitarias con respecto al promedio hasta fin de año, esto que ocurre ahora sería una excepción", resumió. 

Rohrmann marcó, con una mirada más de mediano plazo, que en toda la cuenca de aporte del Paraná, en la zona de Itaipú, en Brasil, no ha llovido tanto como para dar por terminada a la bajante histórica. 

"Este contexto de poco caudal arriba y el pronóstico estacional de tres meses que dice que estará deprimido, no permiten decir que la bajante se terminó. Además, el fenómeno de La Niña –que no existía cuando la bajante comenzó-, es otro factor que está ayudando a que haya menores lluvias", argumentó. 

De ese pronóstico trimestral que indica precipitaciones inferiores al promedio normal para esta época, el especialista destacó que se presenta como un inconveniente ya que se trata de la estación lluviosa para esta región. "Creó un poco de desazón este pronóstico; pero, de alguna manera, estas lluvias (en la cuenca del Iguazú) están diciendo que no es tan así como indicaba", sostuvo, y amplió: "Nuestra zona (Chaco, Corrientes y el sur de Paraguay) presenta bastante imprevisión más allá del primer mes del pronóstico porque estamos en un clima de transición". 

Iguazú y toda la zona cercana a Itaipú, donde también llovió, es el corazón de generación de caudales.

En cuanto al impacto de esta crecida circunstancial sobre el riacho Barranqueras, que en los últimos tres años aparece "casi clausurado" según describe Rohrmann, el repunte en el nivel durante un lapso acotado no habilita para que se decida arrancar nuevamente la operatividad, indicó el especialista. "Se necesita previsión y eso juega en contra porque se trata de una mini crecida", agregó. 

"Cada año que se demora (el dragado), el costo tiene un aumento sideral. Pero una vez hecho, cada año hay que retocarlo aunque el río tenga 5 metros y no haya problemas. Porque cuando baja, las dragas no pueden entrar", resaltó.  

Según reflejó ayer el diario misionero El Territorio, las intensas lluvias que se registran en las altas cuencas del río Iguazú provocaron una crecida extraordinaria que obligó a las hidroeléctricas Baixo do Iguazú y Caxias a abrir las compuertas para aliviar la carga. Tras este evento, ambas represas informaron a la empresa concesionaria de los paseos en Cataratas, quienes evaluaron la situación teniendo en cuenta que en aproximadamente 24 horas el caudal superaría los 8.000 metros cúbicos, por lo que decidieron cerrar de forma preventiva el circuito Garganta del Diablo.

Esta crecida se debe a las intensas lluvias que se registran en las altas cuencas del río Iguazú, cuyo caudal ha crecido considerablemente: durante el fin de semana en Cataratas se registraron casi 5.000 metros cúbicos por segundo y se esperaba para ayer alcanzar los 8.000 metros cúbicos.

Se supo además que existe una alerta emitida por las represas Baixos do Iguaçu y Caxias acerca del aumento significativo del caudal debido a la apertura de las compuertas de las hidroeléctricas.

Según indicaron, el caudal podría superar los 8.000 metros cúbicos en Cataratas, situación que obliga por seguridad el cierre preventivo del circuito Garganta del Diablo, enmarcado en los protocolos de seguridad que están vigentes, que determinan que cuando se registra un caudal mayor a 6.000 metros cúbicos, desde la empresa concesionaria en conjunto con la administración del parque nacional evalúan cerrar de forma preventiva el circuito. 

El cierre es temporario y depende del comportamiento del río. Es la segunda vez en el año que se cierra el circuito por las lluvias. El pasado 1 de junio la administración del parque nacional fue notificada del aumento del caudal del río Iguazú por parte de las represas hidroeléctricas aguas arriba, que dieron a conocer que estaban trabajando al 90% de su capacidad y debían abrir las compuertas para liberar el excedente. Esto impactaría horas más tarde en la cantidad de metros cúbicos que se desploman en los 275 saltos de las Cataratas, por lo que se procedió al cierre.