Pequeño el corte - Grupo Milenio

2022-10-08 19:09:06 By : Ms. Elaine Cai

La lluvia nocturna los arrulló. Platicaron un poco, se abrazaron para compartir el calor de las cobijas y se quedaron profundamente dormidos, hasta que el sonido del despertador hizo saltar a Jaime de la cama:

—En la torre, se me pegaron las cobijas: ya es bien tarde, a correr se ha dicho o vale gorro.

Se lavó cara y axilas en el lavabo y en un dos por tres se vistió. Preparó café soluble, sorbió de prisa, se despidió de Margo sin despertarla y cerró la puerta suavemente.

Afuera el vientecillo helado lo recibe. Y la tenue llovizna lo hace tiritar. Anoche no se atrevió a decirle a Margo que lo cortaron del trabajo.

—Los materiales han encarecido y no cae chamba; en cuanto haya te mando a buscar; eres el consen, pero sin trabajo para qué te quiero aquí.

Prefiere buscar al Guamitas: lo jubilaron pero le cae chambita en su taller y a veces alcanza para más gente. Toca la puerta y escucha el quién es. Yo, señito: el Huelerico. Y ora, por qué tan madrugador: te corrió tu vieja o qué. Pásate, que no escapen los perros o te toca ir por ellos… Busca a tu patrón en el taller, acaba de subir.

Guamitas sirve otro vaso de cerveza:

—Parece que la hueles, mi Huelerico, ¿Qué tranza contigo? Ten, salú…

—Salú, mai… Está bien muerta la cebada, gracias: ¿Cómo andamos de chamba? Ya urge.

—Cero, mi chavo: no ha caído y ya urge. He metido presupuesto en varios lados, pero nada, a ver si en unos días…

—Usted dice cuándo y lo acompaño, para no aburrirme en la casa sin hacer nada…

—No haces nada porque no quieres: acomídete, limpia tu caja de herramientas y ayúdale a tu vieja en el quehacer de la casa: quehacer siempre habrá; huevones, también.

—Pero el quehacer no da para comer, patrón. Fui a ver al Tío Trino, pero tampoco tiene trabajo. 

—Esta escasa la talacha. A ver si este mes levanta, ya es casi fin de año y no aflojan la cartera, chingao. Y la renta no perdona ni los chiquillos su lechita…

—Así es, patrón. Preste la escoba, yo barro de este lado. ¿Cómo puede chambear entre tanta viruta?

—Toma. Yo te aviso en cuanto me den respuesta. Bárrele bien, no nomás donde tu suegra mira. El arquitecto dice que están muy caros mis precios, ya mero cobra por darnos trabajo.

—Ya sabe cómo son los patrones, pero donde chillan está el muerto, dicen.

—Dicen, pero mientras no aflojen nos tienen a puras promesas, y las deudas no esperan… Deja que paguen los aguinaldos y a lo mejor mejora la situación… Tómale, que se amarga la cebada. 

—Salud. Está bien fría la wama…

—Pa’ que no sepa a miados de burro. Mañana quedaron de darme razón de una chamba. De cualquier modo, búscale por tu cuenta y si algo cae, ya sabes: aquí está el taller y le echamos montón...

—Claro que sí, nomás que den respuesta…

—¿Tus chavos tampoco tienen chamba? 

—Ninguno de los tres. Y en la tienda ya no nos quieren fiar. 

—Si no pagas, menos. Te haces de mala fama y te cierras las puertas. Procura cumplir tu palabra o te lleva Pifas. Y la cosa no es por ahí… Chúpale o se sabe a vidrio.

—Salú, Mai. Porque la cosa mejore y a todos nos vaya menos pior. Verá que mejora el panorama, así es cada fin de año.

—Salú, que tu boca sea profética. Y bárrele bien; no seas guandajón, porque esos en ningún lado caben. Salú.